¿Por qué hay un mono en
El retablo de maese Pedro?
Muchas personas -niños y adultos- nos preguntan sobre la presencia del mono en nuestro espectáculo. Este mono es una de las atracciones, junto a los títeres, que ofrece maese Pedro a los huéspedes de la venta manchega.
En el libreto de esta ópera Manuel de Falla lo introduce así: “Maese Pedro, en ésta su primera aparición, lleva sobre el hombro izquierdo un mono grande y sin cola, con las posaderas de fieltro)”. Esta descripción viene de la novela cervantina. En el Capítulo XXV de la Segunda Parte “se apunta la aventura del rebuzno y la graciosa del titerero, con las memorables adivinanzas del mono adivino”.
El ventero, en la novela, le explica a Don Quijote quiénes son maese Pedro y su mono:
“—Este es un famoso titerero, que ha muchos días que anda por esta Mancha de Aragón enseñando un retablo de la libertad de Melisendra, dada por el famoso don Gaiferos, que es una de las mejores y más bien representadas historias que de muchos años a esta parte en este reino se han visto. Trae asimismo consigo un mono de la más rara habilidad que se vio entre monos ni se imaginó entre hombres, porque, si le preguntan algo, está atento a lo que le preguntan y luego salta sobre los hombros de su amo y, llegándosele al oído, le dice la respuesta de lo que le preguntan, y maese Pedro la declara luego; y de las cosas pasadas dice mucho más que de las que están por venir, y aunque no todas veces acierta en todas, en las más no yerra, de modo que nos hace creer que tiene el diablo en el cuerpo. Dos reales lleva por cada pregunta, si es que el mono responde, quiero decir, si responde el amo por él, después de haberle hablado al oído; y, así, se cree que el tal maese Pedro está riquísimo, y es hombre galante, como dicen en Italia, y bon compaño, y dase la mejor vida del mundo: habla más que seis y bebe más que doce, todo a costa de su lengua y de su mono y de su retablo.”
Hoy nos puede parecer inverosímil que la actividad titiritera vaya aparejada a las adivinaciones de los monos, pero debemos saber que antiguamente era lo habitual en España. Entre las primeras referencias que se conocen sobre los títeres en nuestro país, estos se consideraban un entretenimiento vinculado con la exhibición de animales, especialmente con la de monos. Ya en el año 1275 el rey Alfonso X de Castilla hizo una distinción entre los diferentes oficios de los juglares y entre ellos distinguió a los cazurros, que eran «la clase más vil de representantes ambulantes, los que hacían saltar a monos, machos cabríos o perro y hacían juegos de títeres.»
Como dice J. E. Varey en su libro Historia de los títeres en España, «el mono y el títere nos presentan una parodia grotesca y diminuta de la vida.»
En las fascinantes relaciones que Cervantes tejía entre su novela y la realidad y personajes de su tiempo, hay investigadores que van más allá, y descubren tras el mono o maese Pedro, otras identidades ocultas. ¿Era realmente maese Pedro un cazurro, un titerero? ¿Quién era el mono? Sobre esto hablaremos en los próximos días, pero aquí podéis consultar un interesante estudio de la cervantista Helena Percas de Ponseti: Cervantes y Lope de Vega: Postrimerías de un duelo literario y una hipótesis.
En esta foto se nuestro títere del mono en plena construcción, hecho en gomaespuma y flexcoat, por Álvaro Ortega Beltrán.