La influencia de Alfonso X de Castilla, el Sabio

Conocidas son las influencias de las cantigas de Alfonso X de Castilla sobre la obra de Manuel de Falla, entre las que se encuentra El retablo de maese Pedro. Sobre esto han investigado varios musicólogos, y existe una obra de referencia que es el libro de Elena Torres Clemente, Manuel de Falla y las Cantigas de Alfonso X el Sabio: estudio de una relación continua y plural. Prólogo de Yvan Nommick. Granada, Editorial Universidad de Granada, 2002.

Una vez más Enrique Lanz emuló al compositor y buscó referencias (en este caso visuales) para su espectáculo, en la obra del Rey de Castilla. El Libro de los juegos de Alfonso X fue un documento importante. Un elemento concreto de las ilustraciones de este libro presente en nuestro Retablo, es el tablero con el que Don Gayferos y Don Roldán juegan a las tablas.

1 ESCENA JUEGO

Falla al componer El retablo de maese Pedro utilizó ciertas cantigas de este rey de Castilla, y Lanz para su escenificación se valió de las ilustraciones de las Cántigas de Santa  María, de este sabio monarca, para diseñar el telón del cuadro tercero. Un fondo azul con líneas, base de las ilustraciones, en el espectáculo cobra el significado del cielo de la plaza pública donde castigan al Moro Enamorado.

 Telón alfonso X

En paralelo a la iconografía barroca, para el plano del retablo de la libertad de Melisendra, Lanz se valió de la medieval, que es la época de estas “crónicas francesas y de los romances españoles que andan en boca de las gentes”. El director de escena está de acuerdo con esa corriente de medievalistas que no consideran estos siglos como un tiempo oscuro y atrasado.

El historiador francés Jacques LeGolff, especialista en este período dice que “aquellos que hablan de oscurantismo no han comprendido nada. Esa es una idea falsa, legado del Siglo de las Luces y de los románticos. La era moderna nació en el medioevo. El combate por la laicidad del siglo XIX contribuyó a legitimar la idea de que la Edad Media, profundamente religiosa, era oscurantista. La verdad es que la Edad Media fue una época de fe, apasionada por la búsqueda de la razón. A ella le debemos el Estado, la nación, la ciudad, la universidad, los derechos del individuo, la emancipación de la mujer, la conciencia, la organización de la guerra, el molino, la máquina, la brújula, la hora, el libro, el purgatorio, la confesión, el tenedor, las sábanas…”

Lanz estudió este período histórico y artístico a través de numerosos libros, documentales, visitas a museos, etcétera. Se sumergió en un patrimonio complejo y rico, compuesto de pinturas, esculturas, elementos arquitectónicos, además de la historia teatral de estos siglos. Cada títere o telón de este espectáculo tiene también una referencia directa con obras de este período.